En momentos de confusión, de lo que algunas personas han calificado de estado "pasmoso", quizás - lo digo con dudas, por cierto - lo primero que corresponde es convocar a los radicales. A lo mejor que queda del radicalismo. A todos sin excepción. A trabajadores y mujeres; a estudiantes y profesores; a personas que han hecho de su vida la política y a filósofos; a médicos y abogados.
Como es quizás la hora de sacar de los anaqueles los libros de historia, los acuerdos y los documentos firmados, pactados y cumplidos.
La Democracia Cristiana tiene una larga historia de encuentros y desencuentros con el Radicalismo. Mientras unos son hijos del conservadurismo confesional, los otros fueron hijos del liberalismo anticlerical. Unos hijos de la Iglesia, los otros hijos de los principios de la Revolución Francesa.
Los fundadores de la Democracia Cristiana estuvieron en los gobiernos radicales. El Ex Presidente Frei Montalba estuvo en los gobiernos del Frente Popular y aprendió a hacer política con los gobiernos del PR. Todas y cada una de las grandes obras ejecutadas por el radicalismo contaron con el apoyo de los demócratas cristianos.
El principal distanciamiento histórico del PR con la DC fue causado quizás por el hecho de que el primer gobierno DC tuvo mayoría absoluta para gobernar, lo que ensoberbeció al Presidente Frei, a varios miembros de su gabinete (excluimos entre otros a D. Bernardo Leightton, al Canciller Gabriel Valdés Subercaseaux), que los convirtió en sectarios y dueños absolutos de la verdad. Es una cuestión que ha sido reconocida por los historiadores de la propia DC.
Sin embargo, si hay que reconocer, que en una de la últimas grandes obras del Radicalismo, con el Presidente Allende, la Nacionalización del 100 % de nuestras riquezas básicas, la Democracia Cristiana votó unánimemente por convertir nuestro cobre en nuestro.
Tampoco pueden atribuirse a la DC todas las actuaciones en la concepción y ejecución del Golpe de Estado. Un día deben revisarse los graves errores cometidos para originar tal enconamiento, que entregaron en bandeja la ejecución sumaria ejecutada por un enfermo mental, maniaco, como era el yerno del General Eisenhower, Nixon. Quien lea con atención lo que dicen Nixon y el Sr. Kissinger, convendrán conmigo en que la desesperación angustiosa en que tal Presidente se paseaba de un lado a otro de la Casa Blanca, son signos evidentes de la manía, propia por lo demás de dictadores conocidos.
La política de acuerdos entre el PR y la DC viene de largo y desde los mismos comienzos del periodo post golpe de estado.
El acercamiento del grupo encabezado por Gabriel Valdés a los dirigentes del PR, a traves del Instituto por el Nuevo Chile - tejido con mano de ingeniero por Jorge Arrate y Otto Boye, al que después se incorporó Anibal Palma, a propuesta de personas de la Juventud Radical Revolucuionaria - es un ejemplo del trabajo meticuloso y estratégico de las fundaciones de la oposición a la dictadura.
Quien se detenga a estudiar con rigor los discursos y los acuerdos de Consejos Nacionales del Radicalismo, verá que - aún en medio de la división lamentable del Partido Socialista, que dudaba entre la vía directa o ir a plebiscito - los acuerdos con la Democracia Cristiana fueron prioritarios y que fue esa estrategia, con una hoja de ruta muy estudiada y ejecutada con detalle y voluntad política, la que resultó exitosa para decirle al General Pinochet que se fuera de La Moneda.
Y aquellos acuerdos que mencionamos, que están escritos y que han sido publicados por La Hora, son invariables, respecto de varias cuestiones esenciales en una Democracia. Y la primera de ellas, la elección de un parlamento con Facultades Constituyentes.
¿Y no se estuvo de acuerdo con la Democracia Cristiana en la nacionalización del cobre y nuestras riquezas básicas? ¿No podemos seguir estando de acuerdo con ello? ¿No estuvimos de acuerdo con la DC en el Planeamiento Integral de la Educación Chilena, ejecutado por el gobierno del Presidente Frei y dirigido por un Profesor Radical en un extenso trabajo de más de 500 páginas? ¿O es que no estamos de acuerdo con la DC en que Chile necesita de una profunda reforma de la Justicia, de sus códigos Penal y Civil, de los procedimientos judiciales y del sistema de penas y rehabilitación? ¿O, es que existen demasiadas diferencias entre el Corporativismo DC brillantemente expuesto por Jaime Castillo Velasco y el socialismo pregonado por los radicales?
La DC y el Radicalismo, tienen demasiado en Común. Su principal principio es su profunda raigambre democrática. Radicales y demócratas cristianos son demócratas por definición, por ideología.
Y, entre aquellos que profesan ideologías democráticas, es posible negociar y acordar y pactar. Y en esto consiste la política.
Casi 40 años lleva el radicalismo con esta alianza estratégica.
En una hora de "pasmo", de confusión, de estupefacción, tengo muchas dudas, pero creo que el Eje Histórico de la Concertación fue DC-PR. Aylwin-Cimma.
Quebrarlo, puede ser el fin del fin. Y debe pensarse mil veces, no sólo en lo que se hace, sino en lo que se dice.
Opinión de Jorge Gómez-Aracena, moderardor del sitio La hora.